La Fragilidad en una Relación de Pareja

Amig@s.

Existen algunas parejas con quienes hemos compartido algún tiempo y precisamente en ese tiempo nos hemos llevado la imagen de una pareja unida por el amor, con sentido de responsabilidad en su relación y con un alto compromiso de sus deberes conyugales. Nos dan una verdadera impresión de ser un hombre y una mujer hecho el uno para el otro.

Aprendemos mucho de parejas como estas, son para nosotros un verdadero ejemplo de lo que nuestro Creador quiso para nuestra felicidad matrimonial.

Lo que mas nos sorprende es escuchar la noticia de que pareja con estas características se están separado o en proceso de deshacer su matrimonio. Y quizás lleguen a nosotros las siguientes preguntas: ¬¬ ¿Qué sucedió? ¿Dónde quedaron todas esas manifestaciones de amor? ¿De que le sirvieron todas esas características maravillosas e imitables de su relación matrimonial? ¿Cuál fue la situación y cual fue su magnitud que no pudo ser superada por una pareja que reflejaba madurez, compromiso, responsabilidad, amor, entre otros atributos digno de ser imitados?

Realmente, mis amig@s, se dan situaciones en la vida de una pareja, de gran impacto en su relación, a menudo ponen de manifiesto lo frágil que puede ser el matrimonio cuando todos los puntos no esta atado en el orden correcto y por esta razón es necesaria la intervención divina, sin esta ayuda no podríamos manejar con cuidado las oportunidades que en medio de las dificultades se nos presentan como pareja, pues pueden romper la relación en cualquier momento de crisis que este enfrentando el matrimonio o uno de los cónyuge.

Si te habrá dado cuenta, al iniciar este conversatorio contigo, enumere una serie de características, las cuales podríamos decir son las necesarias para mantener una relación de pareja. Pero mi querid@s lectores (as), la vendedera fragilidad en una relación matrimonial consiste en tener muchos atributos (amor, comprensión, respecto, responsabilidad, etc.) visibles, muy apropiados, necesarios en la relación, pero una ausencia completa de quien puede solidificar esos atributos para que en medio de las crisis nuestro matrimonio se mantenga unido y juntos podamos aprovechar las oportunidades que las crisis traen a nuestra vidas de pareja.

Hablamos de tener a Cristo en nuestra relación de pareja, pero auque esto es necesario, debo hacer una pequeña corrección en el enfoque de esta verdad.

Para que Cristo este en nuestra relación de pareja, debo permitirle estar en mi corazón. Debo tener una relación con El, esta relación con Jesucristo me permitirá tener una verdadera relación con mi cónyuge. De esta forma, un matrimonio Cristocentrico se lograra cuando cada miembro de la pareja tenga una relación Cristocentrica.

Cristo es el soporte, el ayudador, consolador, el que nos lleva a toda la verdad. Sin El no podríamos lograr nuestros objetivos de parejas, sin El no podríamos reforzar esos momentos frágiles por lo que pasan todas las parejas.

Mi esposa me enseño un versículo muy apropiado para compartir contigo, esta en Proverbio 1:31. La Biblia dice: Comerás del fruto de su camino, Y serán hastiados de sus propios consejos.

Mis queridos caminantes, en este versículo de la sagradas escrituras hay muchas verdades, verdades necesarias para fortalecer nuestra relación de pareja.

1- Como individuo ¿Qué ha sembrado como individuo para cosechar como pareja? ¿Qué están sembrando como pareja hoy para cosechar mañana? ¿Cómo están preparando el camino que han de andar el día de mañana?

2- Como pareja, ¿Cuáles consejos han dado con su ejemplo a otras parejas que hoy puedan ustedes cosechar? ¿Cómo están usando esas fortalezas que tienen para enfrentar esos momentos de debilidades? ¿Sus propios consejos son los suficientemente fuertes y verdaderos que hoy les pueden servir a ustedes para enfrentar esos momentos difíciles por los que están pasando?

El que escucha los consejos de Dios vivirás, podrá habitar confiadamente y vivirá tranquilo sin temor del mal. Proverbios 1:33.

Que el Señor permita una vida de pareja en la cual puedan vivir confiadamente en las manos de Dios.