17 de septiembre de 2010

Formándolo para el mañana…


En estos últimos días he tenido el privilegio de compartir algunas horas con un equipo de hombres de la construcción. Ellos construyen una casa, son personas enfocadas en su trabajo, dedican muchas horas al día a este proyecto, según avanzan en el mismo, los resultados son mayores, se observa una estructura muy hermosa, realmente están teniendo resultados en su trabajo.

Al mirar el inicio de esta obra y como block a block se forman los muros y se fortalecen los cimientos de esta estructura con gruesas varillas, por igual son formadas las columnas con arena, piedras, cementos y agua. Me pregunto, ¿No es este el mismo proceso a seguir en la crianza de nuestros hijos?

Como pareja (mi esposa y Yo) somos un equipo de construcción, estamos bajo la dirección del mejor de los maestros, nuestro Señor y salvador Jesucristo. Dios nos ha diseñado el plano perfecto para criar a nuestros hijos, ha puesto en nuestras manos los materiales adecuados, nos ha provisto el lugar apropiado y nos ha dado el tiempo para guiar su formación al nivel estructural requerido según su plan.

Por lo cual es necesario el enfoque de nuestra parte, con un seguimiento correcto de los planos, poco a poco, tendremos resultados en esta maravillosa obra.

Los buenos cimientos.

Nuestros hijos deben aprender a tomar sabias y prudentes decisiones. Estos solo será posible si cuentan con buenos soportes. Es responsabilidad de nosotros como padres enseñarle a tener confianza en sus decisiones. Y para lograr este objetivo de vida, se hace necesario poner buenos cimientos en su corazón.

¿Cómo lograrlo? Por cuenta nuestra no es posible, con la ayuda de Dios si podemos. El nos enseña en sus palabras la importancia de dejarnos dirigir bajo su voluntad y esperar de Él misericordia en cada una de nuestras acciones. Y nos dice: No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia (Isaías 41:10).

Esto necesitamos enseñar a nuestros hijos, a no temer al tomar una decisión, pues Dios estará en su camino y le ayudara sustentándole con la diestra de su justicia. Estos son valores imprescindibles para soportar las cargas de esta vida y nuestros hijos necesitan conocerlos, aun mejor, necesitan vivirlos. Pero es necesario que puedan aprenderlo de nosotros, por nuestro ejemplo, por nuestra actitud de dependencia y confianza en Dios.

Estos son los cimientos para edificar en cada uno de ellos confianza, valor y respeto. Sobre todo, a la voluntad y misericordia de Dios.

Las fuertes columnas.

Al tomar una decisión, nuestros hijos, además de la confianza, necesitan tener el valor de la consistencia. Elemento necesario para soportar los embastes de esta vida, esos duros y amargos momentos donde son necesarios fuertes soportes o columnas para resistir grandes vientos, así como las fuertes tempestades de la vida.

Es en el hogar donde se pueden formar estas columnas. Dios debe ser el centro para tal formación. La biblia nos dice;… sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor (Efesios 6:4). La crianza, la disciplina y las amonestaciones deben ser basada en los principios de Dios, no los nuestros. Es necesario que nuestros Niños y Niñas entiendan esos desde pequeños. Deben saber cuánto Dios los ama, cuanto se preocupara por su formación y cuáles serán los resultados si se dejan guiar por su voluntad.

Son fuertes columnas las formadas en el corazón de nuestros hijos si le dejamos el control a nuestro Dios.

Otro consejo maravilloso lo vemos en Colosenses 2:8-10, cuando nos dice; Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.

Son principios de gran valor en la crianza de los hijos. Las vanas filosofías no son aconsejables en la educción de los hijos. De igual forma, las tradiciones de los hombres resultan inapropiadas para tales fines. Solo las enseñanzas de Cristo nos hacen padres completos en esta importante misión de vida. Pues en Cristo habita toda la plenitud de la Deidad.

Es imprescindible para cada uno de nosotros dejar a Dios por medio de Jesucristo su hijo, conducir la educación de nuestros hijos, permitirle por medio del Espíritu santo ser nuestro guía y darnos la oportunidad de entregar a nuestros hijos en su santa mano.

Así como el albañil edifica un gran edificio, Block a Block, nosotros como padres podemos edificar, con la ayuda de Dios, poco a poco, hijos e hijas de sólidos cimientos y fuertes columna, garantizándole un mejor porvenir y dando a nuestra sociedad hombres y mujeres con valores sin dobles para la gloria de nuestro Dios.

Otras observaciones.

Al observar como estos Obreros de la construcción dedican tiempo a pegar los Bloques y dar el pulido requerido para lograr el embellecimiento requerido en la edificación, así nosotros como padres debemos dedicar tiempo en la formación de nuestros hijos. La biblia nos dice en Deuteronomio 6: 6 y 7: Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.

El elemento repetitivo se hace manifiesto en estos principios, no es un asunto del momento, de la ocasión o por un determinado tiempo, se hace necesaria la consistencia en la enseñanza a nuestro hijos. Pulir sus corazones, moldearle cuidadosamente hasta conseguir la estructura correcta, lograr levantar hombres y mujeres de acuerdo al plan de nuestro Dios. Esto requiere tiempo, ejemplo y dedicación.

En la próxima entrega, si Dios lo permite, estaremos tratando más fondo este punto.

Dios este contigo hoy y siempre.