Al
conversar con algunos amigos y escuchar sus historias o por medio de ellos, las
historia de otras personas, me pongo a pensar en la diversas situaciones en la
que esta sumergida esta sociedad.
Tratamos de
escapar a muchas de nuestras responsabilidades y en la mayoría de los
casos, vivimos buscando quien es culpable de las cosas que negativamente nos
suceden. Y es que, es mejor señalar a otros por nuestras desatinadas decisiones
que enfrentar y asumir responsabilidad por nuestros actos.
Buscamos
incansablemente la forma de ser felices, pero no queremos hacer sacrificio para
obtener la felicidad, queremos que nos amen con nuestros defectos y virtudes,
pero le exigimos a los demás ser perfecto para amarles. Queremos tener
una relación (un noviazgo, un matrimonio, una amistad, o quizás formar una
familia) pero no queremos ajustar nuestra vida a los compromisos y
responsabilidades que esto representa.
Y
precisamente, en esto quiero invitarte a reflexionar. He escuchado en estos días
hablar más del tema sobre los compromisos personales, o la falta de
responsabilidad en asumir ciertos roles. Cuando miro lo que está sucediendo en
las relaciones de novio o novia, esposo o esposa, de hijo o hija, el rol
del padre o la madre... O quizás, el más importante de todos, el rol de ser un
verdadero siervo de Dios, se nota un completo y claro desinterés en asumir las
responsabilidades, que en cada caso, conllevan estos roles personales.
¿Porque no
hay hoy día un noviazgo más seguro? ¿Un matrimonio más estables? ¿Las
relaciones entre los padres y los hijos es cada vez más débil e Inestable?
¿Nuestra sociedad es cada día más permisiva y nuestros valores se están
perdiendo tan aceleradamente? Dar respuestas a estas preguntas nos daría una
perspectiva de la realidad en la que vivimos.
A mi entender,
la falta de adueñamiento o de compromiso personal, la falta de apoderamiento y
defensa de nuestros roles, en esa determinada asociación que hemos hecho (llámese
noviazgo, matrimonio, ser padre o madres, o llamarnos creyentes) es lo que está
sacudiendo la sociedad.
Cuando se
hacen acuerdo o compromisos con otra persona y se quiere seguir como si no
existiera ninguna obligación, o seguir tu propia vida, sin considerar (en el
caso del noviazgo o el matrimonio) que ya no soy yo, que mas bien somos nosotros,
esa relación en vez de crecer, simplemente se desvanecerá. Cuando tenemos hijos
y no asumimos la responsabilidad que como padres o madres se espera de
nosotros, ¿Que clase de padres seriamos? Y precisamente, esta actitud
esta exterminando las relaciones familiares. ¿Y qué del compromiso con Dios por
medio de Jesucristo?
Ni hablar
de la vida espiritual, muchas personas escuchan el llamado, aceptan a Cristo
como su salvador, pero al momento de tomar una decisión entre los deseos de la
carne y la voluntad de Dios, se olvidan las promesas que un día les hicieron al
Dios de los cielos, de servirle toda la vida, y le dan rienda suelta al
llamado de Satanás. Aquí inicia la decadencia del hombre o la mujer
(joven o adulto), en su vida espiritual, fuente de todo compromiso del ser
humano, pues sin Dios, es imposible ser exitosos en las demás relaciones
humanas. Pues en Jesucristo se estamos completos
en todo. El nos ayuda en todas circunstancias o situaciones de la vida en esta
tierra.
Si Dios le ha dado la oportunidad de tener una
persona con la cual esta compartiendo un noviazgo, un matrimonio, unos hijos e
hijas, o una relación de hermano o hermana, de padre o madre, de amigo o
amiga,... Valore ese compromiso, haga los sacrificios necesarios para mantener
esa relación, ponga a un lado sus necesidades individualistas y convierta su
vida de un estado del YO, a un NOSOTROS. Experimente un cambio transformador en
su vida, busque ser feliz y haga feliz a esa persona amada.
Recuerde,
si quiere provocar un cambio en ese ser amado, comience por usted, no puede
pedir a los demás, lo que usted no está dispuesto o dispuesta a dar.
Para lograr
este objetivo de vida es necesario permitir a Dios por medio su hijo
Jesucristo, el control de tu vida.
El nos dice en Isaías 55:8 lo
siguiente:
"Mis
pensamientos no son los pensamientos de ustedes, Ni sus caminos son Mis
caminos," declara el Señor. "Porque como los cielos son más altos que
la tierra, Así Mis caminos son más altos que sus caminos, Y Mis pensamientos
más que sus pensamientos."
Y en
Romanos 12: 2, declara
No os
conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta.
Algunas
instrucciones muy clara nos deja Dios por medio del Espíritu Santo.
·
Nuestros
caminos no son los caminos de Dios, su voluntad debe estar de continuo en mi
vida, en mi mente y en mi corazón. Y al asumir compromisos o responsabilidades,
es necesario mirar lo que Dios tiene para mí en esta nueva dimensión de mi vida
y en la vida de quienes comparto tales responsabilidades.
·
Conformarme
a este siglo, es adecuarme al sistema de nuestra moderna sociedad, una sociedad
caracterizada por la falta de compromisos y la pérdida de valores. Es necesario
hacer un cambio en la forma de pensar, de esta manera cambiara la manera de ver
la vida y mi forma de vivir con los demás. De esta manera, mi visión al asumir
un responsabilidad estará caracterizada o acondicionada por Jesucristo el hijo
del Dios viviente.
·
La
voluntad de Dios para con el hombre está estrechamente relacionada a principios
eternos, no hay limitaciones para el hombre o la mujer que se deja dirigir por
nuestro creador. Es voluntad de Dios que vivamos con El en el cielo por toda la eternidad. Para tales
fines, es necesario un cambio de actitud hacia Dios en nuestra forma de vivir y
convivir con los demás.
·
Agradar
a Dios es perfecto, para El es imprescindible que cada uno de nosotros
pueda obedecer sus mandamientos y seguir sus enseñanzas. Esto nos da paz interior, paz con los demás, y
en especial, paz para con Dios. Esto también permite una relación con el nivel
de compromiso requerido en nuestras responsabilidades personales.
Dios quiere
trabajar contigo hoy, el quiere hacer un cambio en tu vida y en la vida de los
que te rodean por medio de ti. Tú eres una persona muy especial para Dios.
Dios te
bendiga rica y abundantemente…
Autor: Mateo Martínez
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