Envanecimiento

El profeta David, hombre con problemas y debilidades, que supo salir "de abajo", del lodo, para ponerse de acuerdo con Dios, usó todo su don de escritor y poeta para dejarnos en los Salmos algunos buenos consejos para acercarnos al Padre. Algo que encuentro interesante de sus escritos, es la forma en la cual pone en el mismo tenor y nivel, algunas debilidades, faltas y pecados. Por ejemplo, si lees Salmos 62:10, encontrarás que pone en un mismo nivel este peligroso cuarteto: la violencia, la rapiña (robo o expropiación con violencia), el envanecimiento (soberbia o vanidad) y el amor por las riquezas.




¿Se habrá "pasado de la raya" David, al poner al mismo nivel estos cuatro hábitos, que por demás son pecado? ¿Será posible que a Dios le desagrade tanto el envanecimiento como la misma violencia, y esta como al amor por las riquezas? Bueno, si lees lo que escribió el apóstol Pablo a los romanos, encontrarás que nuestro Padre Dios detesta que nos envanezcamos, porque este nos lleva a convertirnos en necios, es decir, ignorantes, imprudentes y tercos: Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios (Romanos 1:21-22)

¡Alerta! Muchas veces saber (o creer saber) mucho, nos lleva a convertirnos en ignorantes, porque terminamos creyéndonos más de la cuenta y a decir más de lo que nos es permitido afirmar.

¡Cuidado! No todo lo que es brilla es oro, tampoco todo el que escribe cualquier disparate es digno de leerse, menos de creerse, y mucho menos de citarse.

Sepamos filtrar lo que creemos, lo que leemos, y lo que nos creemos ser, no vaya a ser que nos envanezcamos y terminemos siendo necios.

Salmos 62:11-12

Una vez habló Dios; dos veces he oído esto: Que de Dios es el poder, y tuya, oh Señor, es la misericordia; porque tú pagas a cada uno conforme a su obra.

Autor: David A. Guerrero S.