5 de abril de 2015

¡Un tercero en el Matrimonio!


En la relación de pareja existen elementos muy especiales que son propio de esa asociación. Y cuando son violentados crean grandes crisis en los matrimonios.

Estos elementos son los que le dan solidez a la convivencia de pareja y establecen la base para sostener la relación.

Me refiero, entre otros, al amor, la confidencialidad, la confianza, la tolerancia, la comunicación, el respeto, la consideración…

Cuando la pareja descuida algunos de estos o permite la invasión por un tercero se crean conflictos que ponen en peligro la estabilidad emocional, espiritual y física  del matrimonio.

Estos terceros pueden ser los familiares más cercano (los padres de uno de los conyugues) o más alejados (hermanos, tíos, etc.) de la pareja. Como también, las ocupaciones personales (trabajo, estudios, etc.), diversiones personales (TV, juegos, Internet), amistades (amigos, compañeros de trabajo del esposo o la esposa), o cuando la pareja convive en la misma casa con los padres, sea los del esposo o los de la esposa.

De cualquier forma, a corto o a largo plazo, los terceros se involucraran en la relación de la pareja y entraran, consciente o inconscientemente en la frontera de esos elementos mencionados anteriormente, esos que le dan a la pareja su identidad personal y solidez en el tiempo.

El matrimonio es una empresa de dos, el único tercero admisible es Dios, El fortalecerá los lazos de amor, confianza, tolerancia, e intimidad en esa relación y creara, en cooperación con la voluntad de los conyugues, las bases que soportaran a lo largo del tiempo el matrimonio. Fomentando un ambiente apropiado para la crianza de los hijos y su convivencia en esta sociedad, así como el crecimiento de la Iglesia que tanto necesita familias sanas y estables.

Otro tercero en la relación matrimonial puede ser una persona interesada en una relación amorosa con unos de los conyugue. Sea porque el esposo esta coqueteando con otra mujer o la esposa con otro hombre. O porque alguno de ellos haya aceptado como oportuno un romance con una persona fuera del matrimonio.

Sin importar cuál sea el caso, un tercero en una relación matrimonial es como un cáncer, cuando se descubre que ha invadido el cuerpo, ya es demasiado tarde, en la mayoría de los casos, para ser curado.

Son montones los matrimonios que hoy día están fracasando por esta circunstancia. Más parejas están dejando invadir su privacidad matrimonial por otras personas y como resultado, más son los divorcios.

Las razones, son varias, unas pueden ser justificadas y otras son creadas por la pobre preparación de la pareja antes del matrimonio. Pues hoy día las parejas se están preparando más para sus bodas que para el matrimonio. Pasan tiempo en un noviazgo sin asesoría o la consejería necesaria para saber sobre las responsabilidades del matrimonio. Toman la decisión de casarse sin un plan apropiado para darle seguimiento a ese proyecto de vida.

Muchos padres, tampoco hemos hecho bien nuestro trabajo de maestros y consejeros de nuestros hijos. No estamos ayudando de manera apropiada a nuestros hijos e hijas en esta decisión. Algunos por desconocimientos o despreocupación y otros por simple egoísmo. Algunos padres egoístamente animan a sus hijos hijas a quedarse en la casa y formar un matrimonio junto con ellos. Inevitablemente, un día se involucraran en esa nueva relación, creando los conflictos más desagradables que pueden existir en un matrimonio.

Uno de los conyugue será la oveja negra de esa familia y al final, el divorcio es la salida a ese infierno.

Otros padres animan a sus hijos a quedarse en casa con su pareja poniendo como razón la situación económica en la que viven. Los pagos serán más y las entradas no le alcanzaran. No soy de los que están contrario a la firme idea de que si un hijo o una hija ya casado o casada está pasando por una situación difícil, económica o por una enfermedad, no se le extienda la mano. Para esto estamos  los padres y es nuestra responsabilidad como familia. Ayudarnos en los momentos difíciles es lo que se espera.

Pero, debemos tener cuidado en no animar a nuestros hijos a buscar una pareja, formar un matrimonio y traerlo a nuestra casa. Les estamos haciendo más daño que bien. A la larga,  no es la mejor ayuda para esa nueva familia. Planificar adecuadamente donde va vivir esa nueva familia es de vital importancia para la sostenibilidad del matrimonio.

Por igual, los hijos deben cuidarse de poner en prácticas las siguientes ideas; a) es que para que no esté sola en una casa, nos casamos y te llevo a vivir con mis padres,.. b) mis padres se quedarían solos si me voy de casa y tú eres una hija para ellos, por eso he decidido que nos quedemos con ellos,…c) me caso contigo, pero no me voy de casa, además mis padres te quieren tanto que me han dicho que eres como un hijo, por eso nos quedamos con ellos…

Todo esto puede escucharse muy hermoso, incluso, tiene sentido, pero no funciona en el matrimonio.

Los matrimonios necesitan intimidad, tiempo como pareja e independencia en sus decisiones, necesitan  trabajar juntos para lograr sus objetivos como matrimonio, para tales fines deben tener su propio espacio de acción.

El creador del matrimonio, nuestro Dios, dijo: “Por eso El hombre deja a su padre y a su madre para uniese a su esposa y los dos llegan a ser como una sola persona”. Génesis 2:24.

Es importante entender la instrucciones del creador cunado dijo, “dejara”, esto significa que para formar la nueva familia, el hombre y la mujer deben dejar física, emocional y económicamente a sus padres, deben ahora trabajar, con la ayuda de Dios, para ser uno.

El matrimonio pasa por los menos, por cinco etapas, en este proceso necesitan los conyugues estar desligado de los lasos de sus progenitores. Estas etapas traerán conflictos que deben solucionar particularmente como pareja, y si bien estos conflictos pueden fortalecer la relación, estabilizando crecientemente el matrimonio, también pueden destruirlo y si existe un tercero involucrado, la catástrofe será inminente.

Estas etapas las identificamos como sigue: 

      1-     El romance, algunos expertos creen que el amor romántico en el matrimonio solo dura tres meses, eso significa que después de tres meses de casados la mitad de esos sentimientos románticos que uno experimenta se han ido.

 Otros afirman que dura dos años y medios, como quiera que sea el caso, la luna de miel siempre se termina.

 Romance se encuentra con la realidad, por eso un 37% de las parejas admiten ser más críticas con su pareja después de haberse casado. El 30% reporta un aumento en los pleitos después de haber dicho, si acepto.

2-     Es la Lucha por el poder, ¿sabía usted que cuando un hombre y una mujer se casan llegan a ser uno solo? El problema empieza en decir cuál de los dos. Y si aguantan esta segunda etapa, la lucha por el poder. Lo lleva a la tercera etapa.

3-     La cooperación, vamos hablando acerca de esto para solucionarlo. Lo cual lleva a la cuarta etapa...

 4-     La mutualidad, en esta etapa es cuando se comienza a preocupar por la otra persona en vez de uno mismo, y por último, la quinta etapa…

5-     La co-creatividad, es donde los dos están siendo edificados mutuamente, y lo que sucede es que muchas parejas llegan a la etapa número dos, “La lucha por el poder” y ahí es donde abandonan el matrimonio, por esto este año 200 mil matrimonios en estados unidos solamente, llegaran al divorcio después de su primer aniversario.

Antes de que te cases debes saber que no existen matrimonios perfectos, porque no existen personas perfectas.

Por lo tanto es necesario un buen plan antes de que diga si, acepto.

Los padres pueden ser buenos consejeros, pero de lejos. Es muy difícil ser neutral cuando un hijo o una hija esta involucrada o involucrado en un conflicto. Podemos ser los mejores consejeros y si no aprendemos el arte de la neutralidad al dar una asesoría a un matrimonio; podemos ser los terceros que dañemos esa relación.

Lo mismo sucede con los tantos terceros que llevamos dentro. Como son: el trabajo, la diversión, los estudios, los amigos, la falta de comunicación, la intimidad, e incluso, la ideología política y religiosa.

Hemos presenciado muchos divorcios por estos terceros que se esconden muy bien en nuestro interior y silenciosamente están atacando la relación matrimonial. Son como esas enfermedades que solo salen cuando ya el paciente no tiene cura. Matan desde adentro; Por fuera todo es normal, pero por dentro el matrimonio está muerto.

Estos son a los que llamo, “matrimonios divorciados”, pues ante la sociedad están casados, pero en el interior, la relación ya se ha terminado. Y todo, gracias a esos terceros que están en el interior del hombre o la mujer.

Estos terceros están atacando la unidad de la pareja y neutralizándola lentamente. A tal punto que deja convencidos a los conyugues que es la manera correcta en la que actúan, pues es necesario para seguir viviendo.

Un tercero silencioso dentro del matrimonio pero de impacto significativo es el dinero, cuando los conyugues no han logrado liberarse de los intereses personales o de ese enfoque individualista con relación al control del dinero, los efecto son arrolladores. La lucha por el poder o el liderazgo dentro de la relación no es solamente por el primer lugar, también está el tema de quien gasta más, si los dos trabajan, quien debe aportar qué y cuantos.

O la típica expresión de un matrimonio egoísta y centralizado con los asuntos materiales, “yo trabajo y soy el que gano el dinero, hago con él lo me viene en gana”, o  “usted es el hombre, por lo tanto debe mantenerme, pues mi dinero no lo va a usar, por eso lo tengo en una cuanta aparte”. Son algunas escenas de matrimonios “felices” aparentemente.

Es necesario poner atención a estos detalles, pues al final son los que determinan hacia donde llegara la relación. Los terceros están en todos lados, son inofensivos y están disfrazados de amigos, familias, ocupaciones, diversión, e ideologías. Es necesario conocerlo y cuanto antes, mejor.

Toda relación entre los conyugues se basa en lo que pueden conseguir personalmente. Aun lo que hacen a favor del otro es con el propósito de conseguir algo para sí mismos.

El amor genuino se interesa solamente en el bien para el otro sin interés alguno en provecho o recompensa personal.

Medita en estos pasajes bíblicos que pintan un paisaje del amor genuino.

"Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos" (Cantares 8.7).

"Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos" (Juan 15.13).

"El amor sea sin fingimiento" (Romanos 12.9).

"El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor" (Romanos 13.10).

"El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser"     (1 Corintios 13.4-8).

Es el enfoque que debe tener todo matrimonio. La prevención inicia en el noviazgo, una buena preparación es de vida o muerte para la relación.

Nos comunicaremos en una próxima entrega…

Muchas bendiciones.

Autor: Mateo Martinez.

2 comentarios:

  1. Que hacer cuando esos terceros son personas.... Agh!!! Como quisiera mandarlos a la luna...Que Dios me ayude!!!

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  2. Mi caso es este: mi esposo y yo pasamos por una separación dolorosa de dos años. Hemos pasado por un verdadero proceso de restauración y aún continuamos. El consiguió un lugar hermoso y cálido para vivir. Tardé un año para tomar la decisión de venir a vivir con él. Pero su mamá le pidió que ayude a su hermano que andaba en el alcohol. Me da tristeza después de orar tanto, confiar en Dios y esperar en Su tiempo, ahora tenemos esta situacion. No quiero hacer sentir mala a mi esposo, ni a mi cuñado, ni a mi suegra pero esto nos está afectando a todos.

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