19 de diciembre de 2011

Principios de vida en el Matrimonio!!!


Filipenses 2:3-6
No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. Cada uno debe velar no sólo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás.  La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús, quien,  siendo por naturaleza  Dios,  no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse.



  • No actuar con egoísmo…
  • Manifestar humildad…
  • Velar por los intereses de la otra persona…
  • Tener la actitud de Cristo…
¿Cuántas situaciones nos ahorraríamos en nuestras relaciones interpersonales, si tomáramos en consideración, no actuar con egoísmo?
Esto no solo pudiera estar afectando tus amistades, también es uno de los detonante en las relaciones conyugales. Parejas de muchos años están dejando su matrimonio a un lado del camino de la vida, solo porque en uno de los cónyuges existe o sus acciones  manifiestan  egoísmo.

Hay tantas formas de manifestar el  egoísmo y con tanta sutileza, que a menudo se hace difícil  identificarlo en la relación. Cuando uno de los cónyuges quiere emprender un nuevo proyecto de vida y el otro inicia el proceso de la desmotivación, o sus consideraciones sobre el tema, pone a la otra persona inhabilitada para tal proyecto, hay la posibilidad de que esté actuando con egoísmo, consciente o inconscientemente esta desaprobando a su compañero(a) para emprender con éxito  el logro de esa nueva meta.

Esto se manifiesta cuando uno de los cónyuges quiere seguir estudiando, cambiar a un nuevo empleo, emprender un negocio, tener nuevas amistades, hacer un viaje, comprar algo nuevo, cambiar del lugar donde viven, adoptar nuevas formas para corregir a los Hijos e Hijas, etc.… En la biblia encontramos muy enfáticamente el consejo de Dios… No hagan nada por egoísmo o vanidad… Necesitamos estar claros y dejar muy convencidos a los demás delante  la presencia de Dios, de que nuestra actitud al emitir un juicio o razonamiento con relación a algún propósito de nuestro cónyuge, nuestras motivaciones no están contaminadas por el egoísmo.

En todo momento se requiere del esposo o de la esposa, una actitud de humildad, considerando a su cónyuge como superior a sí mismo(a). Este comportamiento, en el caso de la esposa hacia su esposo, nunca debe llevarla a pensar o tener una postura de inferioridad como mujer. Mas bien, ella respeta a su esposo y el valora ese respeto dando el más alto nivel de su amor y consideración por ella. En este sentido, entra el consejo de Dios… considerar a otro como superior a usted mismo…

Cuando en las relaciones interpersonales se da ese tipo de consideración, existe la seguridad del respeto mutuo y la relación se fortalece por la sinceridad. Si estos ingredientes (consideración y sinceridad) forman parte de tu relación de pareja, tus motivaciones conyugales  estarán encaminadas a darse el valor y el respeto que como personas merecen.

Cuantos conflictos se evitarían en el matrimonio, si en el trato interpersonal  de la pareja se aprovechara la oportunidad de verlo a él  como superior a usted, y el caso del marido, verla a ella como superior a usted mismo. Esto abre las posibilidades, de darle el lugar que cada uno merece en la vida del otro. Un lugar de respeto mutuo y amor sincero.

Cabe señalar, cuando una relación está cargada de estos principios, no solo se benefician los cónyuges, también los hijos aprenden el sentido del respeto y del amor hacia sus padres y por consiguiente usaran este aprendizaje para organizarse en su futuro matrimonio. Da sentido entonces, considerar a los demás como superiores a nosotros mismos.

Esto abre las puertas del éxito en el matrimonio y las posibilidades para velar por los intereses de la otra persona. Poner los intereses de su esposa sobre los tuyos o poner los intereses de su esposo sobre los suyos propios, hace crecer la confianza conyugal. Cuando lo importante no es lo mío, más bien es lo nuestro. Cuando las decisiones no son mía, mas bien, cuando son nuestras decisiones. Cuando no son mis proyectos personales, sino que mis aspiraciones o metas son nuestras. Cuando puedo ver el bien común en las acciones individuales de cada componente o cónyuge. 

Pablo, dirigido por el Espíritu Santo nos deja un último consejo en estos versos, nos dice: “tengan la actitud de Cristo”.

 ¿Cuál fue la actitud de Cristo? Cristo Jesús, quien,  siendo por naturaleza  Dios,  no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse”.
¿Cuál es tu actitud como esposos? ¿Cuál es tu actitud como esposa? ¿Cuál debería ser la actitud que deberían adoptar los esposos si siguieran el ejemplo de Cristo Jesús?

Si el esposo se aferra a su puesto de marido, amo y señor del hogar o si la esposa se aferrara a su puesto de mujer, madre y señora de la casa, ¿Dónde estaría la consideración mutua? ¿No estarían actuando con egoísmo y sin humildad? ¿A dónde quedaría el amor y el respecto?

Dios nos anima a pensar más profundamente, El quiere que imitemos su desprendimiento, el nos regaló a su hijo Jesús y Jesucristo nunca se manifestó a la humanidad como alguien superior a los demás. Su conducta de humildad lo llevo a dar su vida por cada uno de nosotros.

Es importante que en el matrimonio existan estos ingredientes: Actuar sin egoísmo, manifestar humildad en las relaciones interpersonales, velar por los intereses de tu cónyuge y tener la actitud de Cristo.
Bendiciones…

Autor: Mateo Martínez

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