En la relación
de pareja existen elementos muy especiales que son propio de esa asociación. Y
cuando son violentados crean grandes crisis en los matrimonios.
Estos elementos
son los que le dan solidez a la convivencia de pareja y establecen la base para
sostener la relación.
Me refiero,
entre otros, al amor, la confidencialidad, la confianza, la tolerancia, la
comunicación, el respeto, la consideración…
Cuando la pareja
descuida algunos de estos o permite la invasión por un tercero se crean
conflictos que ponen en peligro la estabilidad emocional, espiritual y física del matrimonio.
Estos terceros
pueden ser los familiares más cercano (los padres de uno de los conyugues) o
más alejados (hermanos, tíos, etc.) de la pareja. Como también, las ocupaciones
personales (trabajo, estudios, etc.), diversiones personales (TV, juegos,
Internet), amistades (amigos, compañeros de trabajo del esposo o la esposa), o
cuando la pareja convive en la misma casa con los padres, sea los del esposo o
los de la esposa.
De cualquier
forma, a corto o a largo plazo, los terceros se involucraran en la relación de
la pareja y entraran, consciente o inconscientemente en la frontera de esos
elementos mencionados anteriormente, esos que le dan a la pareja su identidad
personal y solidez en el tiempo.
El matrimonio es
una empresa de dos, el único tercero admisible es Dios, El fortalecerá los
lazos de amor, confianza, tolerancia, e intimidad en esa relación y creara, en
cooperación con la voluntad de los conyugues, las bases que soportaran a lo
largo del tiempo el matrimonio. Fomentando un ambiente apropiado para la
crianza de los hijos y su convivencia en esta sociedad, así como el crecimiento
de la Iglesia que tanto necesita familias sanas y estables.
Otro tercero en
la relación matrimonial puede ser una persona interesada en una relación
amorosa con unos de los conyugue. Sea porque el esposo esta coqueteando con
otra mujer o la esposa con otro hombre. O porque alguno de ellos haya aceptado
como oportuno un romance con una persona fuera del matrimonio.
Sin importar
cuál sea el caso, un tercero en una relación matrimonial es como un cáncer,
cuando se descubre que ha invadido el cuerpo, ya es demasiado tarde, en la
mayoría de los casos, para ser curado.
Son montones los
matrimonios que hoy día están fracasando por esta circunstancia. Más parejas
están dejando invadir su privacidad matrimonial por otras personas y como
resultado, más son los divorcios.
Las razones, son
varias, unas pueden ser justificadas y otras son creadas por la pobre
preparación de la pareja antes del matrimonio. Pues hoy día las parejas se
están preparando más para sus bodas que para el matrimonio. Pasan tiempo en un
noviazgo sin asesoría o la consejería necesaria para saber sobre las responsabilidades
del matrimonio. Toman la decisión de casarse sin un plan apropiado para darle
seguimiento a ese proyecto de vida.
Muchos padres,
tampoco hemos hecho bien nuestro trabajo de maestros y consejeros de nuestros
hijos. No estamos ayudando de manera apropiada a nuestros hijos e hijas en esta
decisión. Algunos por desconocimientos o despreocupación y otros por simple
egoísmo. Algunos padres egoístamente animan a sus hijos hijas a quedarse en la
casa y formar un matrimonio junto con ellos. Inevitablemente, un día se
involucraran en esa nueva relación, creando los conflictos más desagradables
que pueden existir en un matrimonio.
Uno de los
conyugue será la oveja negra de esa familia y al final, el divorcio es la
salida a ese infierno.
Otros padres
animan a sus hijos a quedarse en casa con su pareja poniendo como razón la
situación económica en la que viven. Los pagos serán más y las entradas no le
alcanzaran. No soy de los que están contrario a la firme idea de que si un hijo
o una hija ya casado o casada está pasando por una situación difícil, económica
o por una enfermedad, no se le extienda la mano. Para esto estamos los padres y es nuestra responsabilidad como
familia. Ayudarnos en los momentos difíciles es lo que se espera.
Pero, debemos
tener cuidado en no animar a nuestros hijos a buscar una pareja, formar un
matrimonio y traerlo a nuestra casa. Les estamos haciendo más daño que bien. A
la larga, no es la mejor ayuda para esa
nueva familia. Planificar adecuadamente donde va vivir esa nueva familia es de
vital importancia para la sostenibilidad del matrimonio.
Por igual, los
hijos deben cuidarse de poner en prácticas las siguientes ideas; a) es que para
que no esté sola en una casa, nos casamos y te llevo a vivir con mis padres,..
b) mis padres se quedarían solos si me voy de casa y tú eres una hija para
ellos, por eso he decidido que nos quedemos con ellos,…c) me caso contigo, pero
no me voy de casa, además mis padres te quieren tanto que me han dicho que eres
como un hijo, por eso nos quedamos con ellos…
Todo esto puede
escucharse muy hermoso, incluso, tiene sentido, pero no funciona en el
matrimonio.
Los matrimonios
necesitan intimidad, tiempo como pareja e independencia en sus decisiones, necesitan
trabajar juntos para lograr sus
objetivos como matrimonio, para tales fines deben tener su propio espacio de acción.
El creador del matrimonio, nuestro Dios, dijo: “Por eso El hombre deja a su padre y a su
madre para uniese a su esposa y los dos llegan a ser como una sola persona”. Génesis
2:24.
Es importante
entender la instrucciones del creador cunado dijo, “dejara”, esto significa que
para formar la nueva familia, el hombre y la mujer deben dejar física,
emocional y económicamente a sus padres, deben ahora trabajar, con la ayuda de
Dios, para ser uno.
El matrimonio
pasa por los menos, por cinco etapas, en este proceso necesitan los conyugues
estar desligado de los lasos de sus progenitores. Estas etapas traerán
conflictos que deben solucionar particularmente como pareja, y si bien estos
conflictos pueden fortalecer la relación, estabilizando crecientemente el
matrimonio, también pueden destruirlo y si existe un tercero involucrado, la catástrofe
será inminente.
Estas etapas las
identificamos como sigue:
1-
El
romance, algunos expertos creen que el amor romántico en el
matrimonio solo dura tres meses, eso significa que después de tres meses de
casados la mitad de esos sentimientos románticos que uno experimenta se han
ido.
2-
Es la
Lucha por el poder, ¿sabía usted que cuando un hombre y una mujer se
casan llegan a ser uno solo? El problema empieza en decir cuál de los dos. Y si
aguantan esta segunda etapa, la lucha por el poder. Lo lleva a la tercera
etapa.
3-
La
cooperación, vamos hablando acerca de esto para solucionarlo. Lo
cual lleva a la cuarta etapa...
5-
La
co-creatividad, es donde los dos están siendo edificados mutuamente,
y lo que sucede es que muchas parejas llegan a la etapa número dos, “La lucha
por el poder” y ahí es donde abandonan el matrimonio, por esto este año 200 mil
matrimonios en estados unidos solamente, llegaran al divorcio después de su
primer aniversario.
Antes de que te
cases debes saber que no existen matrimonios perfectos, porque no existen
personas perfectas.
Por lo tanto es
necesario un buen plan antes de que diga si, acepto.
Los padres
pueden ser buenos consejeros, pero de lejos. Es muy difícil ser neutral cuando
un hijo o una hija esta involucrada o involucrado en un conflicto. Podemos ser
los mejores consejeros y si no aprendemos el arte de la neutralidad al dar una
asesoría a un matrimonio; podemos ser los terceros que dañemos esa relación.
Lo mismo sucede
con los tantos terceros que llevamos dentro. Como son: el trabajo, la
diversión, los estudios, los amigos, la falta de comunicación, la intimidad, e
incluso, la ideología política y religiosa.
Hemos
presenciado muchos divorcios por estos terceros que se esconden muy bien en
nuestro interior y silenciosamente están atacando la relación matrimonial. Son
como esas enfermedades que solo salen cuando ya el paciente no tiene cura.
Matan desde adentro; Por fuera todo es normal, pero por dentro el matrimonio
está muerto.
Estos son a los
que llamo, “matrimonios divorciados”, pues
ante la sociedad están casados, pero en el interior, la relación ya se ha
terminado. Y todo, gracias a esos terceros que están en el interior del hombre
o la mujer.
Estos terceros
están atacando la unidad de la pareja y neutralizándola lentamente. A tal punto
que deja convencidos a los conyugues que es la manera correcta en la que
actúan, pues es necesario para seguir viviendo.
Un tercero
silencioso dentro del matrimonio pero de impacto significativo es el dinero,
cuando los conyugues no han logrado liberarse de los intereses personales o de
ese enfoque individualista con relación al control del dinero, los efecto son
arrolladores. La lucha por el poder o el liderazgo dentro de la relación no es
solamente por el primer lugar, también está el tema de quien gasta más, si los
dos trabajan, quien debe aportar qué y cuantos.
O la típica expresión
de un matrimonio egoísta y centralizado con los asuntos materiales, “yo trabajo y soy el que gano el dinero,
hago con él lo me viene en gana”, o “usted es el hombre, por lo tanto debe
mantenerme, pues mi dinero no lo va a usar, por eso lo tengo en una cuanta
aparte”. Son algunas escenas de matrimonios “felices” aparentemente.
Es necesario
poner atención a estos detalles, pues al final son los que determinan hacia
donde llegara la relación. Los terceros están en todos lados, son inofensivos y
están disfrazados de amigos, familias, ocupaciones, diversión, e ideologías. Es
necesario conocerlo y cuanto antes, mejor.
Toda relación entre los conyugues se basa
en lo que pueden conseguir personalmente. Aun lo que hacen a favor del otro es
con el propósito de conseguir algo para sí mismos.
El amor genuino se interesa solamente en
el bien para el otro sin interés alguno en provecho o recompensa personal.
Medita en estos pasajes bíblicos que
pintan un paisaje del amor genuino.
"Las muchas
aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos" (Cantares 8.7).
"Nadie tiene mayor amor que este, que
uno ponga su vida por sus amigos" (Juan 15.13).
"El amor sea sin fingimiento"
(Romanos 12.9).
"El amor no hace mal al prójimo; así
que el cumplimiento de la ley es el amor" (Romanos 13.10).
"El amor es sufrido, es benigno; el
amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada
indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la
injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo
espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser" (1 Corintios 13.4-8).
Es el enfoque que debe tener todo
matrimonio. La prevención inicia en el noviazgo, una buena preparación es de
vida o muerte para la relación.
Nos comunicaremos en una próxima entrega…
Muchas bendiciones.
Autor:
Mateo Martinez.