7 de enero de 2011

¿Cómo otros nos ven?


Quizá su auto concepto este altamente influenciado por la manera en que ha sido etiquetado por aquellos con quienes ha compartido su vida por mucho tiempo.
La imagen que tiene de usted está definida por los señalamientos de sus amigos o de sus familiares. Escuchar en repetidas ocasiones “No eres inteligente”. “Eres muy agresivo”. “Eres muy amable”. Ellos determinan sus puntos fuertes o sus puntos débiles, esto por supuesto, desde su punto de vista, de sus apariencias externas y sus acciones.

Cuando crees esto, y enfoca sus acciones desde este punto de vista, está listo para actuar como los ven los demás.
Esto es muy dañino a su personalidad, afecta su potencial desarrollo e influye en sus relaciones tarde o temprano.
Dios ha establecido un espejo para que podamos ver la realidad de nuestra imagen, para que podamos tener un concepto claro de quienes somos. De esta forma lograríamos elevar nuestra percepción a una imagen real, verdadera y justa.

En Santiago 1:22-25 hay un relato muy significativo para nosotros.
No se contenten sólo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica.
El que escucha la palabra pero no la pone en práctica es como el que se mira el rostro en un espejo y, después de mirarse, se va y se olvida en seguida de cómo es.
Pero quien se fija atentamente en la ley perfecta que da libertad, y persevera en ella, no olvidando lo que ha oído sino haciéndolo, recibirá bendición al practicarla.

Quiero compartir con usted algunas reflexiones de estos versículos.

a) “No se contenten con escuchar… pues se engañan a ustedes mismos”. Es necesario buscar evidencias de lo que escuchamos, comprobar la realidad o el contenido de lo escuchado. Usted escucha constantemente, desde su casa o familia, palabras de poca estima hacia su persona y es seguro que aprenderá a no estimarse, amarse o respetarse. Pero de igual manera, esta potencialmente preparad@ para multiplicar este concepto en otras personas. Estos pueden ser sus hijos o su cónyuge.

b) “El que escucha la palabra y no la pone en práctica”. A simple vista, hay una contradicción con lo anteriormente dicho. Mis amig@s, esto necesitamos examinarlo desde dos puntos de vista diferentes. Primero, desde una perspectiva externa, cuando somos influenciado por los que nos dicen y no por lo que realmente somos. Segundo, desde una perspectiva espiritual, escuchamos cuando nos hablan de Cristo, de su amor y su entrega por nuestros pecados. Pero nunca hacemos caso de esas palabras y perdemos la salvación de nuestra alma.

De igual forma sucede en nuestra vida familiar. Nos contentamos con hablar o con escuchar, nunca ponemos en práctica los buenos consejos. O, por otro lado, no nos aseguramos de que sean escuchados con claridad por nuestros hijos e hijas.
Los resultados están a la vista. Aquellos hombres o mujeres que escucharon y practicaron los consejos de sus padres o madres, hoy día pueden disfrutar de sus beneficios. Así sucede con el matrimonio, cuando los cónyuges toman tiempo para escucharse, aconsejarse y seguir esas instrucciones en sus vidas, sus relaciones son duradera y sus trayectorias se moverán por el camino de la felicidad.

c) “Vernos en un espejo… luego olvidar como era nuestra imagen”. Poner en práctica los consejos por la experiencia de otros, vernos en el espejo de otras personas y fijar atención a nuestra imagen. Esto nos ayuda a prevenir situaciones futuras. Cuando olvidamos quienes somos, el motivo de nuestra existencia y el valor que Dios nos ha dado. Estamos viéndonos en un espejo y olvidando la realidad de nuestra imagen.
Como nos ven los demás, muchas veces depende de cómo nos estamos viendo nosotros. ¿Reflejamos lo que sentimos? O ¿Vivimos de acuerdo a los parámetros de los demás?

d) Las bendiciones de Dios son para los que les obedecen”. Cuando obedecemos la voluntad de Dios para nuestra vida y vivimos bajos su autoridad. Encontramos nuestra verdadera identidad. Estamos asegurando una mejor relación con nosotros mismos, con nuestras familias y con los amigos.
Dios quiere cambios en nuestra mente y corazón. Una nueva actitud por la resurrección de Jesucristo. Un pensamiento más elevado de nosotros mismo, un concepto maduro y duradero con relación a nuestra imagen exterior e interior.

Existe un proceso para un cambio duradero en nuestro ser. 2 Corintios 3:18 nos dice:
Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu.

¡Qué bendición! Dios es maravilloso, podemos tener un cambio duradero de nuestro ser. No hay razón para vivir de acuerdo a los que los demás han determinado de nosotros. Es necesario hacer los ajustes de lugar, mirar la oportunidad que tenemos en Dios. Y trabajar para hacerla nuestra para su gloria y honor.
Dios le quiere y desea la felicidad en nuestra vida. El quiere fijar nuestra atención en sus principios, en sus mandamientos. Fijémonos pues, en el espejo de Dios y vivamos para El todos los días de nuestra vida.
Bendiciones.

Autor: Mateo Martinez

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