7 de septiembre de 2013

Tener ojos y no ver


La expresión de referencia se puede tomar en dos vertientes: Aquel que físicamente está viendo algo y no comprende lo que ve; y aquel que ve, comprende, pero se niega a aceptar lo que ve. Me concentraré en el segundo caso, trayéndote parte de una conversación que sostuve en el día de ayer, acerca de las parejas disfuncionales. Aunque pueden existir decenas o cientos de ejemplos, el más clásico es el de una persona abusada y maltratada, física o emocionalmente, por su pareja (sea hombre o mujer).

Durante el noviazgo, amigos y conocidos de la parte abusada, e incluso los propios familiares de la parte abusadora, recomiendan al prospecto alejarse. En adición, se presentan indicios obvios y públicos de que el fulano o la fulana será un total desastre y amenaza para la relación; sin embargo, aunque tenga ojos físicos y vea la situación, la contraparte enamorada sufre de ceguera en su parte lógica, piensa "es que no lo/la comprenden", o  "...en parte es mi culpa", y termina contrayendo matrimonio. ¿Y quién ha dicho que el matrimonio arregla las cosas dañadas durante (o antes de) el noviazgo? ¿Y quién ha dicho que los momentos de sosiego, paz y cariño que se pueda tener, pueden cubrir los abusos recibidos?

Ejemplos similares se dan en las relaciones de negocio, laborales, familiares, de amistad... en fin, es común tener ojos y no ver lo obvio, cuando dejamos que las emociones, o quizás los beneficios sociales o económicos que se pudieran conseguir en una relación disfuncional, superen la lógica y la razón de una vida emocional de miseria. Es ahí donde entra el famoso dicho "no hay peor ciego que quien no quiere ver".

Abramos los ojos de la lógica y la razón; levantemos del suelo la autoestima; actuemos antes de que sea demasiado tarde.

1 Corintios 13:5
[el amor] no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor

Mateo 10:16b
sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas.

Autor: David A. Guerrero S.